Envueltos en amor al prójimo llegan al Estado español miles de jóvenes católicos de todo el Mundo. La paz por bandera y el amor al orden existente por dogma de fe. Han venido a revitalizar las ideas de opresión que a finales de los años 30 lograron dar a España la "paz eterna", la "luz divina" que frenó al bolchevismo y a la hordas marxistas que conspiraban por el fin de la Europa cristiana.
Nosotrxs, lxs militantes antifascistas, proletarios deudores de aquella "hordas" de la Revolución Social no negaremos la mayor. Nuestro objetivo, como el de nuestros antecesores, es acabar con la explotación del hombre por el hombre, barriendo para tal labor con todas las instituciones y dogmas del podrido mundo burgués.
Hoy la JMJ se revela como una "Cruzada" contra el "materialismo" y para ello firman manifiestos "morales" los bandidos y criminales de la patronal española. Botín y los de la CEOE nos llaman a reencontrarnos con nuestra alma y abandonar la avaricia materialista. ¡Y lo dicen ellos!. Pero no se han equivocado no, los fascsitas y los demócratas burgueses se centran en atacar al materialismo, no en su definición de acumular materiales, sino en su definición filosófica como cosmovisión de la realidad que dota a los oprimidos de su instrumento de análisis, permitiendo dar una explicación material y científica del sistema capitalista y del conjunto de relaciones sociales en las que se entrelaza la humanidad, que se divide en explotadores y explotados.
El antifascismo de clase y revolucionario abandera ese materialismo filosófico que es arma de los oprimidos contra la sofistería, el idealismo y la metafísica burguesas. Y reconoce que la Iglesia católica, como cualquier otra, es una institución al servicio de las clases dominantes que ideológicamente es la defensora de la religión, pero que económica y políticamente actúa como sector parasitario dentro de la democracia burguesa aprovechándose de la dictadura del capital contra las clases proletarias, teniendo intereses económicos en las grandes empresas del IBEX-35, de las Cajas de Ahorro y de numerosos organismos políticos y sociales.
Ayer los curas llevaban bajo palio al fascismo (en España y en Croacia, en Polonia y en Austria...) y lanzaban desde sus pulpitos proclamas para exterminar a lo más avanzado de la clase obrera. Hoy dicen traer amor y tolerancia y, aunque fuese cierto, no sería más que la otra versión de la dictadura del capital, la de la "caridad" que justifica a los burgueses y los convierte en buenos feligreses que se preocupan por su "prójimo" al modo en que lo hacen las ONG´s "ateas" que democráticamente esparcen las migajas de las metrópolis opulentas entre las legiones de famélicos que pueblan el Mundo.
Contra las almas caritativas y su cinismo estamos con Oscar Wilde: "los mejores de entre los pobres no son nunca agradecidos". Contra las instituciones religiosas estamos con la historia de la lucha de clases, con los obreros insurrectos de la Semana trágica de Barcelona, con los militantes proletarios de los años 30 y con tantos otros que lo dieron todo para acabar con la ignominia. Aunque debemos señalar que la única forma posible de estirpar a los parásitos sociales es actuar contra la sociedad misma y su anclaje en la división social del trabajo y el sistema de producción capitalista.
Es la lucha de clases que tanto odian los curas y obispos la única que puede encerrarlos en los libros de historia para liberar al género humano.
Plataforma Antifascista de Zamora. Agosto de 2011
Nosotrxs, lxs militantes antifascistas, proletarios deudores de aquella "hordas" de la Revolución Social no negaremos la mayor. Nuestro objetivo, como el de nuestros antecesores, es acabar con la explotación del hombre por el hombre, barriendo para tal labor con todas las instituciones y dogmas del podrido mundo burgués.
Hoy la JMJ se revela como una "Cruzada" contra el "materialismo" y para ello firman manifiestos "morales" los bandidos y criminales de la patronal española. Botín y los de la CEOE nos llaman a reencontrarnos con nuestra alma y abandonar la avaricia materialista. ¡Y lo dicen ellos!. Pero no se han equivocado no, los fascsitas y los demócratas burgueses se centran en atacar al materialismo, no en su definición de acumular materiales, sino en su definición filosófica como cosmovisión de la realidad que dota a los oprimidos de su instrumento de análisis, permitiendo dar una explicación material y científica del sistema capitalista y del conjunto de relaciones sociales en las que se entrelaza la humanidad, que se divide en explotadores y explotados.
El antifascismo de clase y revolucionario abandera ese materialismo filosófico que es arma de los oprimidos contra la sofistería, el idealismo y la metafísica burguesas. Y reconoce que la Iglesia católica, como cualquier otra, es una institución al servicio de las clases dominantes que ideológicamente es la defensora de la religión, pero que económica y políticamente actúa como sector parasitario dentro de la democracia burguesa aprovechándose de la dictadura del capital contra las clases proletarias, teniendo intereses económicos en las grandes empresas del IBEX-35, de las Cajas de Ahorro y de numerosos organismos políticos y sociales.
Ayer los curas llevaban bajo palio al fascismo (en España y en Croacia, en Polonia y en Austria...) y lanzaban desde sus pulpitos proclamas para exterminar a lo más avanzado de la clase obrera. Hoy dicen traer amor y tolerancia y, aunque fuese cierto, no sería más que la otra versión de la dictadura del capital, la de la "caridad" que justifica a los burgueses y los convierte en buenos feligreses que se preocupan por su "prójimo" al modo en que lo hacen las ONG´s "ateas" que democráticamente esparcen las migajas de las metrópolis opulentas entre las legiones de famélicos que pueblan el Mundo.
Contra las almas caritativas y su cinismo estamos con Oscar Wilde: "los mejores de entre los pobres no son nunca agradecidos". Contra las instituciones religiosas estamos con la historia de la lucha de clases, con los obreros insurrectos de la Semana trágica de Barcelona, con los militantes proletarios de los años 30 y con tantos otros que lo dieron todo para acabar con la ignominia. Aunque debemos señalar que la única forma posible de estirpar a los parásitos sociales es actuar contra la sociedad misma y su anclaje en la división social del trabajo y el sistema de producción capitalista.
Es la lucha de clases que tanto odian los curas y obispos la única que puede encerrarlos en los libros de historia para liberar al género humano.
Plataforma Antifascista de Zamora. Agosto de 2011