Represión en el Estado Español.
Durante los últimos meses se ha sufrido una dura represión contra aquellos que han peleado fuertemente contra las políticas fascistas del estado, casos como los de los comunistas presos en Barcelona, la detención del rapero poeta Pablo Hasel, el golpeo constante de las fuerzas del estado contras las movilizaciones del 15-M y demás atrocidades engrosan una larga lista de los casos en los que la dictadura fascista quita su mascara “demócrata” y reprime con brutalidad e instituciones a su servicio a quienes deciden resistir ante sus abusos diarios y mantener unos firmes ideales y aspiraciones libertarias.
El pasado mes de diciembre tuvimos el juicio de los comunistas catalanes detenidos por acudir a la manifestación del 2007 en protesta contra el asesinato a manos del fascista Josué Estébanez de Carlos Palomino, tras la cual se acusa a Xavier Aure, Albert Camarasa y Juanjo Serrano con doble acusación por parte de la fiscalía en la que se les han intentado imputar delitos de atentado, agresión contra la autoridad con agravante de violencia y desorden público. Estas se basan en el testimonio de dos mossos d`esquadra que los vinculan directamente con ello, sin tener en cuenta los testimonios de decenas de personas que prueban que no participaron en dichas acciones incluso que Juanjo no se encontraba en el lugar de los hechos ese día, testimonios que no son tomados como válidos frente a los de los mossos, mientras tanto el asesino de Carlos, se encuentra en una situación de mejora, con beneficios penitenciarios en la unidad terapéutica de la prisión de Villabona (Asturias). El fascismo y el asesinato han obtenido recompensa, mientras que la lucha antifascista pretende ser sancionada para intimidar a todo aquel que combata contra las agrupaciones xenófobas y racistas de Democracia Nacional, esto es visible en la autorización de las insti-tuciones oficiales para dicho grupo de la manifestación del 11 de Noviembre de 2007 previa a la cual perdió la vida el camarada Carlos a manos de este militar nazi del ejercito español, las medidas de carga ante la indignación posterior en Barcelona, el juicio farsa y la reducción de condena de un homicida. También hemos visto como a Hasel lo han acusado tras una investigación que parecía llevar abierta un año, claro ejemplo del tiempo y esfuerzo que el estado gasta en investigar contra quienes pretenden acabar con sus privilegios que tantos derechos nuestros han costado, le han confiscado libros de su vivienda como si de la censura franquista se tratase. No debemos callarnos ante estas barbaries que pretenden callar la voz del pueblo y la realidad vigente de unas instituciones manejadas por el egoísmo del capital y el encarcelamiento de las conciencias libres, con estas acciones no van a conseguir más que facilitarnos la lucha, estas evidencias nos deben dar más razón y hacernos más fuertes, es el propio sistema el que deja caer su mascara al realizar estas acciones y mostrar su lado más duro.
Deshaucios y conciencia
Los constantes desahucios que se llevan produciendo en el Estado Español, son un ejemplo de los innumerables golpes a la dignidad de las personas, que en él se dan. Estos son llevados a cabo por las fuerzas del orden, las cuales obedecen las sentencias impuestas por el órgano judicial, que sanciona el impago de viviendas en su gran mayoría a la clase obrera.
Estas leyes sociales democráticas, que dan prioridad al capital, imposibilitan el control por el pueblo ante ataques mercenarios y las actuales ayudas colectivas a particulares que se han encontrado en esta situación, minoritariamente y de forma pacífica han frenado algunos actos de este tipo. Hay que recalcar que las fuerzas que ejecutan estas sentencias poseen instrucciones que aumentan la distancia de eficacia de estas ayudas colectivas, pues un reducido número de personas contra un número mayor de mercenarios que usan la fuerza como herramienta de represión, se ven sucumbidos ante un fracaso. Así esta práctica ha sido eficaz en reducidos casos.
Las intenciones de reforma solo acentúan la desigualdad social y perpetuán el sistema dándole aún mas poder a las clases privilegiadas. Los derechos recogidos en la constitución,
se conforman como elementos necesarios para la sumisión y conformidad del pueblo ante el abuso y el control del poder enriquecido, así el derecho a la vivienda ejemplifica como los movimientos sociales se aferran a estos derechos que asestan al pueblo dados como una donación. Cuando se ahonda en el elemento sistemático se afianza la conclusión de que éstos son emanados directamente del interior de los mismos constituyentes, pues el poder si ofrece en ellos beneficios para la supervivencia en el sistema vendiéndolos como posesiones, se concluye que realmente siempre han correspondido al pueblo, el pacto social únicamente acentúa la sumisión del mismo.
Es necesario que se deba construir una unidad de lucha organizada priorizando la idea de ejecución del sistema global, que atenué la resistencia por medio de una transformación ideológica, destruyendo la del poder y conformándose como una fuerza que aniquile todo tipo de obediencia y pasividad ética. Para crear esta
conciencia es necesario romper el conflicto que silenciosamente se ha ido forjando durante años dentro de una misma clase social. Problemática creada y modelada por la clase dominante, la burguesía, por lo que solo responde a sus intereses. Estos son contrarios a cualquier ideología que busque la unidad de clase para la lucha, ya que la ideología dominante sigue esa línea de pensamiento segregadora.
Por eso no podemos ignorar que este modelo de pensar y actuar, el cual siguen en su mayoría, los movimientos que surgen en nuestros días, y es también consecuencia de modelos políticos que promueven la expoliación de recursos naturales y la explotación económica, cultural y humana.
Es necesario crear un conflicto, ahora inexistente, para poder convertir a las masas movidas por las emociones, en masas con pensamiento crítico. Estrategia ante una sociedad y un mundo en el que el dogmatismo tiende a inundarlo todo.
Se debe construir un modelo de lucha cuya finalidad no sea distorsionada por cuestiones nada, o poco relevantes, y que no se vea afectada por actitudes dirigistas, que hagan olvidar los intereses que subyacen a las acciones propuestas. En definitiva, la desvirtualización.
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