EDITORIAL: ENEMIGO DEL PROLETARIADO
¿No es violencia que te sientas
obligado a trabajar un día de huelga porque si no, no podrás comer el resto del
mes?
¿No es violencia el que tu jefe te
coaccione para no hacerla?
¿No son violencia los recortes?
En los tiempos que corren parece
que no.
Oficialmente
ya somos esclavos del capital, pues hasta el obrero más sufrido o el estudiante
más sacrificado, justifica las acciones esclavistas que llevan a cabo bancos,
empresarios, políticos…y demás personajes que son considerados como ciudadanos
de orden y gente de bien, que solo
buscan la reconstitución de la “igualdad social” bajo el estado de bienestar,
algo imposible de alcanzar mientras sea el sistema capitalista el que dirija el
rumbo de nuestras vidas y, en consecuencia, de nuestro pensamiento. El
capitalismo en acción.
La
ideología dominante, resultado del adoctrinamiento implícito que se ha
realizado con y por todos los medios posibles durante años; desde las
instituciones educativas, hasta los “inocentes” consejos de un empleado
moralista, son ahora más visibles que nunca. Nos encontramos en un punto en el
que se confunde la inconsciencia política, y por tanto social, con la falta de
ideología. Pensamiento que se asemeja y se acerca más al fascismo que a
cualquier pensamiento que siga una línea revolucionaria.
Se
ha interiorizado el sistema hasta tal punto, que cualquier actuación de
descontento, indignación y rabia hacia
el sistema opresor, es tachada de
violenta, extremista y un sinfín de adjetivos; y todo esto, a pesar de que
dichos actos no siempre se rigen por los definidos y marcados objetivos
que persiguen las verdaderas
ideologías revolucionarias.
Lo
dicho anteriormente, toma forma cuando se dan casos tan extrovertidos, e
incluso surrealistas, como la creación
de una pagina web por parte de los
mossos d’esquadra, donde piden la colaboración ciudadana para
ayudar a identificar a los “radicales ”, que el día de la huelga general del
29M destrozaron inmobiliario público y algunos escaparates. Hay que recalcar
que el coste de todos los daños no fue superior al dinero empleado en los
recortes que se dan casi diariamente y que si afectan directamente a la vida de
las personas a las que estos sinvergüenzas piden ayuda.
En
este punto, podemos decir que se considera violencia a la expresión de la
frustración que el mismo sistema genera y a la incomprensión por parte de las
masas de los actuales cambios, que sacan de contexto todos los esquemas de
pensamiento elaborados hasta el momento. Y que se desmoronan como consecuencia
de las reiteradas actuaciones llevadas a cabo a través de la violencia (física
o no) por las distintas partes que forman el entramado que sigue y seguirá
empeñado en mantener en pie el actual sistema que solo genera miseria y
esclavos. Constituyéndose así, una vez más, como un órgano destructor de sus propios componentes,
algo inherente al sistema capitalista, pues éste es el factor que ha sustentado
y sustenta la supervivencia de él en el tiempo.
Para
concluir, poner de manifiesto la urgente necesidad de reconducir el pensamiento
de las masas, poniendo en evidencia
quienes son los verdaderos enemigos del proletariado, sus verdaderas
intenciones y sus armas, como su capacidad para adaptarse y controlar cualquier
reacción que se produzca en contra de sus intereses de clase, porque
simplemente controlan el Estado, esa “fuerza especial de represión”.
Pues el Estado burgués, en todas sus formas si es consciente que el
poder lo tiene el pueblo y éste, por desgracia, a falta de un referente sólido
al que aferrarse, está abocado a cometer tales errores, como es ayudar a los
encargados de mantener vigente el “orden” que legaliza y afianza la dominación
opresora de un clase sobre otra.
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