viernes, 5 de febrero de 2010

Carlos Palomino: Un asesinato político

Artículo publicado en el número 6 de Ni un Paso atrás.

CARLOS PALOMINO, UN ASESINATO POLÍTICO

La violencia ha estado siempre presente en las sociedades de clases. Las clases poseedoras de los medios de producción han ejercido su violencia sistemática contra las clases desposeídas para mantener su poder. Y las clases oprimidas han usado la violencia unas veces para resistir ante los explotadores y otras, las más importantes, para acabar con su situación de sometidos. Así la historia está plagada de Guerras nacionales, de guerras interimperialistas, de guerras civiles, de rebeliones y de Revoluciones. Toda violencia está sujeta a unas condiciones sociales concretas y toda violencia tiene un contenido político, de hecho el hombre es un animal político, zoon politikón, y la guerra es la política llevada por otros medios. Teniendo esto presente ¿se puede hablar de la violencia en abstracto?

El 11 de Noviembre de 2007 Carlos Palomino un hijo de la clase obrera fue asesinado por el militar fascista Josué Estébanez de la Hija. En Septiembre de 2009 se ha desarrollado el juicio sobre el asesinato de nuestro compañero. El acontecimiento y todo lo que lo ha rodeado ha sido seguido no solo por los medios alternativos como La Haine o Kaosenlared sino también por los medios de información burgueses. Hemos visto al asesino apostatar de sus ideas fascistas para salvar su pellejo, demostrando que los enemigos del proletariado son tan cobardes como patéticos. Por otro lado hemos visto el gran trabajo realizado por el movimiento antifascista del Estado español: fuentes teñidas de rojo, pancartas y concentraciones recorrieron la geografía estatal. La presencia diaria durante el juicio de nuestros compañeros de Madrid frente al Juzgado y la multitudinaria manifestación del 12 de Septiembre en Madrid en homenaje a Carlos. Todo esto ocupó las portadas de los periódicos y fue la comidilla de esos gallineros con forma de tertulia política que pueblan las horas matinales del panorama televisivo español. Y es aquí, en el trato recibido por los medios de propaganda capitalista, que corresponden a unos determinados intereses de clase, donde nos chocamos con los límites ideológicos de esta democracia. Los casposos tertulianos de radio y televisión son el reflejo de una sociedad podrida que nada tiene que ofrecer a los trabajadores, más que un discurso repetitivo en el que hace décadas se empantanaron y del que, aunque quisiesen, ya no pueden salir.

El asesinato de Carlos es explicado por la ideología imperante desde la teoría de las “Bandas Violentas”. Así de escueto es el análisis que los intelectuales del sistema hacen de un asesinato político. Y es normal que reduzcan su análisis a esta estupidez, pues un verdadero análisis de la violencia política les llevaría a dar con lo que es causa de ella: la sociedad dividida en clases en la que se asienta su democracia capitalista que no es otra cosa que la violencia del capital contra el trabajador convertido en esclavo asalariado. Y es que la teoría de las Bandas Violentas es la teoría de la violencia en abstracto. Se saca la violencia de su marco social, se extrae de ella todo su contenido político y se presenta al telespectador como un combate de El Club de la Lucha en el que un grupo de personas sale tranquilamente de casa, va a partirse la cara con otro grupo y se vuelven a su rutina habitual y desconocida para el televidente. (Aunque incluso en El Club de la Lucha la violencia acaba siendo un medio con el que destruir la sociedad capitalista. Hasta Hollywood nos muestra, sin quererlo, que la violencia es la partera de toda vieja sociedad que lleva en sus entrañas una nueva).

Ponen pues ante nuestros ojos todo un catálogo de bandas, mezcladas entre sí sin atender a las causas, solo a las consecuencias: en un mismo video nos enseñan a los “latin King” a las maras latinoamericanas, a las bandas nazifascistas y a las organizaciones antifascistas. Y se quedan tan panchos. No dicen que los fascistas son elementos desclasados nacidos al calor del nacionalismo español que se fomenta en cualquier acontecimiento deportivo, o con la exaltación del militarismo en la propaganda de las FFAA y el endulzamiento de sus tropelías cometidas en Afganistán o la antigua Yugoeslavia. No nos cuentan que el fascismo es una ideología burguesa que niega la lucha de clases, como este rollo de las “bandas violentas”, y antepone la defensa de la patria capitalista y la paz social de la nación a cualquier interés de clase (del proletariado). No comentan que la mayoría de los fascistas de este país trabajan como perros de presa para la burguesía, ya sea en el sector público (como el nazi Josué) o en el privado.

Pero la teoría de las bandas violentas tiene también otro aspecto importante. Esta teoría, que en el fondo es una versión cutre de la teoría de los dos demonios* popularizada en América Latina, es utilizada por la burguesía para ponerse la careta de pacifista frente a esta “violencia sin sentido”. Así la burguesía liberal pretende estar por encima de los extremos violentos, como pasó en América Latina, y presentarse como la única alternativa de paz. Pero es difícil sostener las mentiras. La clase dominante se declara pacifista presentando la violencia como abstracción de la realidad cuando lo que es abstracto es su pacifismo. Pues cuando su pacifismo es encuadrado en una relación social, es decir, se le da un contenido político se convierte en lo que es verdaderamente, violencia política, violencia de clase. Y la falsa careta de la paz se la lleva el viento. Cuando se aventuran con su débil ideología en el análisis político nos enseñan su cara asesina: son pacifistas, pero justifican las matanzas de palestinos o insurgentes afganos para defender a la civilización, es decir, a la sociedad capitalista. Son pacifistas pero sonríen cuando el familiar de un preso vasco muere, por culpa de la dispersión, en accidente de tráfico. El culto a la paloma blanca se les olvida a estos buitres que se pusieron cachondos con aquel nacionalista español que destrozó una Herriko Taberna. La paz se queda en retórica cuando los intereses imperialistas están de por medio, por eso los abanderados de la democracia no tienen prebendas morales a la hora de armar con misiles a los pesqueros españoles que saquean las costas africanas.

Por supuesto, la introducción del elemento político en el asesinato del compañero Carlos también pone en su sitio al pacifismo de los Savater o Gabilondo de turno. Niegan que fuese un asesinato político pero a la vez dicen que Carlos era de grupos antisistemas, totalitarios, semi-terroristas y acaban coincidiendo con los partidos fascistas en que “Carlos el antifa era un violento que se buscó su propia muerte”, porque mientras Carlos y sus camaradas se jugaban el pellejo en una mañana de domingo para ir a parar una manifestación fascista, amparada por el PSOE y la Policía Nacional, los verdaderos demócratas estaban en misa o durmiendo la mona tras un sábado de jarana, haciendo gala de su tolerancia pacifista. El asesinato de Carlos fue motivado por cuestiones políticas. Fue el máximo exponente de la lucha de clases: un defensor de la burguesía mató a un defensor de la clase obrera. Por eso el mejor homenaje y la única forma de hacer justicia es continuar la lucha que nuestro hermano Carlos emprendió conscientemente.

Una enseñanza

De todo lo expuesto y lo vivido debemos extraer enseñanzas para el futuro. El movimiento antifascista como frente del movimiento obrero debe deshacerse de todos los prejuicios burgueses que lo impregnan. Empezando por el tema tratado aquí. Del estado burgués no se puede esperar nada pues es enemigo de la clase obrera. Es este Estado basado en la violencia el que impide que exista democracia, es decir, que el poder esté en manos de nosotros los trabajadores. Por eso antes de hablar de la Paz en abstracto, al igual que hacen nuestros enemigos, debemos tener claro que solo mediante la violencia la clase obrera y el resto de clases oprimidas podrán conquistar para sí la democracia y la libertad verdadera con la que poder ejercer Justicia contra nuestros verdugos.

*Teoría de los demonios se puso de moda entre los burgueses Argentinos durante los 70. Esta teoría venía a equiparar la violencia de la dictadura fascista con la violencia de grupos guerrilleros revolucionarios. Hoy esta teoría se utiliza en España para equiparar a nazis y antifascistas mostrándolos como “demonios” simétricos. Recomendamos el documento de la Coordinadora Antifascista de Madrid: El movimiento antifascista de Madrid y la “teoría de los demonios”. (http://madrid.antifa.net/documentos/)


1 comentario:

Baf Valladolid dijo...

hola a todxs era la unica forma de comunicarnos con vosotrxs queriamos saber cual es vuestro correo electronico que no lo vemos en vuestra pagina para mandaros un cartel

gracias salud